Lic. Mg. Edgar Domínguez*
La investigación del Fiscal General de la Nación Diego Luciani, elevó el pedido de 12 años de presión efectiva para Cristina Fernández de Kirchner y sorprendentemente, el peronismo se alineó y unió detrás de la figura y del liderazgo de “Ella”.
Si bien, CFK, atraviesa sus días más difíciles, logró acaparar la centralidad política, captar la atención de los medios, la agenda de la oposición y movilizar nuevamente a la militancia, recibir el apoyo de intendentes bonaerense, legisladores nacionales, y Gobernadores del FdT, junto al del Presidente y el Súper Ministro de la Nación.
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No se puede desconocer el techo electoral de Cristina, como tampoco negar su elevado piso; conteniendo un núcleo duro de votantes y por éstos últimos episodios, se encuentra en el centro de la escena política, nuevamente posicionada en plena carrera electoral como la candidata de su espacio.
Otras de las opciones que en reiteradas oportunidades se deslizaron, es que Cristina podría competir por la Gobernación en la Provincia de Buenos Aires, su bastión electoral, pero, en este caso, se aplica lo que decía el expresidente Carlos Menem: “en política, quien ha sido Papa difícilmente quiera volver a ser cardenal”.
La reforma de la Constitución Nacional del 94´, habilitó un apartado similar al de otros países de la región con sistema presidencialista: se puede ser presidente sin tener la mitad más uno. Basta con obtener el 45% de los votos válidos para alcanzar el sillón de Rivadavia, o incluso, 40% y una diferencia de 10% a su más cercano competidor. Quizás un requisito constitucional poco exigente, se trata de una mayoría atenuada.
Resulta difícil para el oficialismo lograr tanto la primera condición como la segunda, pero aquí es donde aparece la creatividad e ingeniería electoral; ya que, el sistema electoral incide en el comportamiento de los votantes y en el resultado final; dime cómo se cuentan los votos y te diré quién gana.
La estrategia para ganar, consiste en un esquema “NI-NI”; ni BALLOTAGE, ni PASO. La primera implicaría un “mano a mano” entre las dos fórmulas más votadas y la segunda, se trata de un mecanismo de primarias ordenador y depurador de la oferta electoral, de forma legítima y transparente.
Ambas son perjudiciales a los intereses del Frente de Todos, ya que, en una segunda vuelta, eventualmente perdería en cualquier escenario, mientras que una primaria, le permitiría a la oposición, dirimir sus internas y seleccionar al mejor candidato posible parar la elección general, algo que conoce muy bien “Juntos por el Cambio”, que supo sabiamente utilizarlas para hacerse de la presidencia en el 2015.
Por lo tanto, la tarea para los legisladores nacionales del FdT, sería ANULAR las elecciones primarias para dificultar el armado del frente opositor, fundamentándolo desde una mirada económica y así montarse en el caballito de batalla opositor: reducir el gasto público y mostrar austeridad en épocas de crisis.
En definitiva, el peronismo, a pesar de sus diferencias en materia de gestión, siguen mostrando unidad en lo electoral y ahora en lo judicial; mientras que, en la vereda del frente, son grandes las divergencias e incluso parecieran hasta irreconciliables entre los halcones y palomas, Bulrrich, Larreta, Macri, Manes, Vidal y un poco más lejos Millei.
La regla es simple: el oficialismo deberá lograr que, sin primarias en el peronismo presenten una sola boleta, y del otro bando no-peronista, estén dispersos con el voto diluido en varias alternativas electorales. Enfrentándose los Unidos vs los Divididos.
Similar mapa político-electoral, sucedió con resultados favorables para el peronismo K, con Cristina como candidata única del oficialismo contra muchas listas opositoras: Binner, Lavagna, Carrió, Alfonsín, Rodríguez Saá, Duhalde, Pino Solanas, López Murphy, entre otros, en las respectivas elecciones presidenciales del 2007 y 2011.
En la Antigua Grecia, se dijo, que “el orden de los factores no altera el producto”, se trata de repetir la misma mecánica, solo que, con distintos actores, para obtener el mismo resultado.
El Plan de CFK no es ir por la presidencia, es ganar las elecciones presidenciales 2023 con un binomio peronista-kircherista, lograr los fueros parlamentarios para ella y Máximo, como senadora y diputado nacional, y con todo esto, seguir ostentando Poder.
¿La Fórmula? Es temprano para aseverar, pero sin dudas, estarán presentes en la discusión Sergio Massa, quien busca reordenar la difícil situación económica del país, Wado de Pedro, Axel Kiciloff, Manzur, y quizás, alguna sorpresa.
Ya dejó de ser imposible, solo es difícil…
*El autor es Convencional Constituyente 2021 en Salta, Asesor Político del Senado de la Provincia de Salta, Presidente de Fundación Raíces y Docente