Por Nicolás Cereijo
En la última sesión del Concejo Deliberante en Avellaneda el aparato de la Tupac Amaru, claramente alineados con el oficialismo local, actuó agraviando al Bloque de Juntos x el Cambio al aprobar una Resolución en contra del Concejal Fernando Landaburu por sus dichos en el acto de Gerardo Morales en el Comité de Distrito Avellaneda. Y hay un dato para pensar: ¿qué hizo Lucas Yacob con su monobloque «Avellaneda Puede»? La interpretación la dejo a su criterio.

Todo se originó con la visita de Gerardo Morales, que como toda visita que no les agrada, desde el kirchnerismo duro tienen la actitud fascista del escrache y la quita de cartelería y folletería invitando al acto, en este caso organizado por el radicalismo local.
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A pesar del intento de censura, el acto se hizo igual. Allí, además de pensar propuestas y salidas para sacar al país adelante de la crisis profunda en la que nos sumergió el gobierno, se hizo alusión a la violencia sistemática ejercida por Milagros Sala en Jujuy. No solo violencia sino actos de corrupción, así como también hechos tristemente ocurridos y no esclarecidos como la muerte del militante radical Jorge Ariel Velazquez en 2015.
Tal como lo expresa el comunicado emitido por la UCR Avellaneda,
«La resolución de repudio impulsada por el Bloque del oficialismo se aprobó sin cumplir el requisito de los dos tercios que exige la Ley Orgánica de las Municipalidades y se realizó en un marco de movilizar a militantes de la organización Tupac Amaru, quienes permanentemente hostigaron a nuestros concejales».
Sería interesante que el oficialismo local ayude a los vecinos a generar estrategias contra la inflación que su gobierno nacional no puede frenar o bajar la alta carga impositiva, o mejorar las salitas o hacer algo contra la inseguiridad. Tantas cosas para hacer en vez de usar el tiempo en estas prácticas filo fascistas que muestran al desnudo el nivel de intolerancia que menaja el kirchnerismo.