Por Rodolfo Florido
Los hechos se multiplican, nada sucede, pero sucederá… ¿por qué? Hay dos respuestas. Una de las respuestas es fáctica y la otra es de la Psicología Social.
La fáctica es porque quienes han conducido la violencia en otros años son quienes ahora están en el Poder, desnudando de manera brutal y más que obvia que su capacidad de daño se orienta y explica cuando quieren crear las condiciones para retornar al Poder cuando lo pierden. Alfonsín, De la Rua y Macri pueden dar fe de esta premisa. Menem, el kirchnerismo y Alberto Fernández son la contracara de la misma premisa.
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Duhalde fue la excepción a la regla, la violencia también se lo llevó puesto… ¿Por qué? La respuesta vuelve a la premisa. Porqué la entonces crisis interna del Peronismo no encontraba una salida y gran parte de sus inconsistencias se dirimieron en la calle y con violencia.
¿Y las izquierdas convencionales? Ruidosas y organizadas, no pusieron en riesgo las institucionalidades de los gobiernos peronistas pero algunas si fueron funcionales al peronismo para desmalezarles el camino de retorno al poder.
¿Y entonces cual es problema por el cual se advierte que caminamos a paso firme hacia la muerte? Porqué se está conformando un escenario muy similar a la violencia que le estalló a Duhalde en la así llamada “Masacre de Avellaneda” y que luego terminó con su interinato. Una interna peronista despiadada, Intendentes y Gobernadores más preocupados y ocupados en retener sus poderes territoriales que en comprometerlos para preservar a un Presidente sin destino ni carácter para buscarlo o a una Vicepresidenta que imagina colapsar del todo al Presidente para intentar retornar a la primera Magistratura e intentar así obtener la impunidad que hoy le parece esquiva. ¿Puede obtener esto? Es muy difícil, pero no tiene otro camino que huir hacia adelante. Va a cumplir 70 años, sabe que no va a ir a prisión pero no quiere ver languidecer su poder y ver que el miedo que infunde desaparece en una mueca de desprecio de quienes le temían y la verán como la rey desnudo.
En su desesperación Cristina es capaz de cualquier cosa pero para eso –le salga bien o le salga mal- necesita despejar el camino y en lo posible elegir su contrincante preferido, o sea Macri. El es para Cristina su némesis, su enemigo mortal y preferido. El único opositor que le puede ofrecer la oportunidad de soñar con un regreso. El enemigo elegido. El que busca una oportunidad de corregir sus errores con la experiencia acumulada. Ella cree que él la necesita como ella a él. Ella cree que la pesadilla se alimenta del sueño y el sueño de la pesadilla.
Difícilmente todo esto suceda de la manera que Cristina sueña o quiere. Pero en el camino del fracaso, la muerte se asoma desde las esquinas. Incluso quizás Cristina se entusiasme con lograr que Alberto renuncie y tener un año para repartir dinero, romper con el fondo y lograr recuperar el poder a billetazo limpio. En el camino a ese sueño quizás sueñe o pergeñe un desborde social creado a la usanza de lo que hacían cuando no eran oficialismo.
La razón de la psicología social. Es aquí donde “el relato” puede ser el combustible del descontrol social. La sociedad está paralizada en un túnel oscuro sin saber si adelante o atrás está el abismo. El miedo a perder lo poco que tiene o el terror a caer en el abismo de la pobreza estructural la paraliza. Se enoja con todo, está violenta, no mide las consecuencias de sus acciones, pero todo eso sucede en el metro cuadrado de los mundos personales.
Mientras tanto el Presidente dice… “el problema es que estamos creciendo mucho”. Una afirmación ridícula que puede provocar una estampida hacia la salida del túnel sembrando de muerte a los creyentes traicionados que confunden un flash con la luz natural, mientras esperan que ese falso crecimiento se les derrame en sus olvidados bolsillos.
El gobierno está coqueteando con los cuatro jinetes de la apocalipsis. En este clima de tensiones y miserias internas esto es extremadamente peligroso. Cristina quiere construir su futuro siendo la oposición de un oficialismo que ella misma integra. Debería comprender que en el mundo real no se puede ser la esposa y al mismo tiempo la amante mantenida.
Cristina debería recordar al escritor Isaac Asimov cuando este afirmó… La violencia es el último recurso del incompetente”.