UNA PEQUEÑA ILUSIÓN NOS INVADE

Por Carlos Paladino

No cambiaré las ideas de nadie, escribo para estar con los que pensamos igual.

Esperemos que no acabe en una falsa ilusión, una quimera malograda; hace falta que esas deducciones se conviertan en realidad. La autoestima del pueblo lo requiere. La dignidad y el orgullo del país las necesita más que nadie.

Lo expresamos porque, las informaciones que nos acercan los diversos medios de información, sugieren que ciertos componentes políticos están contribuyendo al reordenamiento institucional del poder del país. Las consecuencias, apenas si se notan, pero, es manifiesto que se hacen ver. Estos sueltos que nos llegan vienen prendidos del accionar de los hombres de la política y de otros, más enérgicos y resolutivos emanados desde la Justicia. Todo lento, pero auspiciosos. 

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Por un lado, la incorporación de nuevos legisladores, con ideas diferentes, sustentadas en la discusión por imponer leyes, respaldadas por la suficiencia que se desprende del buen análisis, del buen razonamiento; han puesto un obstáculo a las cuantiosas leyes que, por lo general, se aprueban con sólo levantar la mano. Por el otro, el desempeño que ponen de relieve los distintos funcionarios del Poder Judicial; jueces, fiscales, que revén causas dudosas, que no se intimidan por las secuelas de sus investigaciones.

A las personas del andar diario, nos parece que algo está cambiando. Sin dudas, en el corto tiempo que llevan sentados en las bancas, políticos como Ricardo López Murphy; José Luis Espert; Javier Milei; Victoria Villarruel; Facundo Manes; Martín Tetaz, y demás que no recordamos, han demostrado el conocimiento que dominan sobre los asuntos que se trataron. Sin que ello signifique que coinciden en sus ideas, ni en los modos de gobernar una nación, saben usar los testimonios que justifican sus diferentes posturas.

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No es fácil refutar sus declaraciones. Tampoco se dejan amedrentar por la oposición. Es de esperar que tampoco se prostituyan y se dejen coimear. Como sea, han inculcado un hálito de esperanza en el Congreso y, lógicamente, trasciende a sus representados. Si un número conciso de políticos nos abre la puerta que nos permita escaparnos del averno: cuanta claridad destina el futuro, si logramos reemplazar a los inservibles por los servibles, los aptos para tutelar. Los honestos y fecundos que nos garanticen que el esfuerzo de todos los días, vale la pena. 

Buen momento y acertado, como pocas veces se dan, para que los andrajos comiencen a hilvanarse. Argentina entera está hecha jirones, y sin un presidente en circunstancias de inventar un plan de reestructuración general para un país desarticulado. Ni siquiera lo favorecen, para poder consensuar, para acordar con las partes más dolientes de la crisis inflacionaria.

Dudamos que un presidente haya estado más sólo que Alberto Fernández. Salvo el ministro Guzmán y algún allegado, el resto del gobierno le tiró la soberanía y la responsabilidad de gobernar por la cabeza. Conocido el 6,7% de inflación; Guzmán se abocó a elaborar ciertas medidas económicas; analizó como darle forma creíble a un nuevo impuesto la “renta inesperada” (otra a las grandes fortunas); pensó como arreglar un beneficio especial a los monotributistas y trabajadores en negro, consideró futuras paritarias y un bono fijo y, también, renovar el programa de precios máximos. Sobre el resultado adverso obtenido con el control de los precios “cuidados “, que pretende evidenciar que allí reside el problema encarecedor, podemos sugerir la opinión de Alberto Fernández en el 2013 (período alejado del gobierno) cuando apuntaba a Cristina “…que lo resuelva mandando a los chicos de La Cámpora a controlar los negocios”.

El bosquejo busca reconciliar y acercar, principalmente, a Alberto Fernández, a las coacciones kirchneristas. Ignoramos si la señora Cristina y sus adláteres le darán el visto bueno. El ministro Guzmán, sigue siendo candidato a irse.

El acuerdo con el FMI, lo retiene. ¿Con la aplicación de este esquema la inflación bajará? El presidente se mantiene firme ante las arremetidas del grupo fuerte del FDT. Ignoramos si el ministro se va, lo cambian de ministerio o concentrará mayor poder en las decisiones futuras.  Además, no se ha dado concreción al cambio ministerial del que mucho se habla. No está en la bravura del presidente, la intención de despegarse de la vicepresidenta. Sea por sus antiguas difamaciones; por sus indecisiones, por el miedo a la orfandad en que gobierna, lo cierto es que lo hallamos fiel a su sabia amiga. “Sin Cristina no vamos a ningún lado. Hemos logrado entender eso” Que le vamos a hacer, tiene razón; el vacío devastador que le hizo el poderío kirchnerista le mete miedo al mejor pintado. Por eso, el lunes, le agradeció la visita al presidente de Ecuador, Guillermo Laso y le propuso “unir a América Latina” y asimismo “volver a hablar de Venezuela” en el ámbito del Celac, para conseguir que vuelva a “un normal funcionamiento como país y como sociedad… y que los venezolanos emigrados puedan volver a disfrutar de su patria” (El DiarioAr) Quizás haya logrado enternecer a Cristina Kirchner

Hay reflexiones que repercuten como tal. “Tenemos que salir de la parálisis de la interna. Debemos hacer más allá de los discursos, cartas o libros que se recomiendan leer”; habría sido dicho desde el gobierno, haciendo alusión a la vicepresidenta. La falta de solución a la inflación preocupa a los gobernadores, quienes esperan ansiosos la respuesta del Presidente Fernández, a la vez que muestran las uñas.  Se llegó a decir entre los mediadores “Si Alberto no les da una respuesta rápida estos tipos van a empezar a armar la disidencia” (La Nación 17/4/22) El gobernador Axel Kicillof conserva con Alberto Fernández un trato estrictamente de orden institucional. Las críticas que surgen en el ambiente “no pecan de ignorancia” “Si le llevás propuestas, le sugerís cambios y Alberto no las recepta nunca, no queda otra que exponer las diferencia en forma pública. Faltan coordinación y mucha firmeza en el rumbo económico”; comentan. Entonces, ¿el gobernador de la provincia de Buenos Aires, emplazará fuertemente al Presidente de la Nación? Tiene tanta urgencia como el resto de los gobernadores; pero, él, es incondicional de Cristina, de Máximo, etc. etc… y las conversaciones con aquel no son fluidas.

La memoria nos echa atrás aquel momento en que Cristina retaba a los funcionarios públicos por su incapacidad de trabajo e, igualmente, cuando demandó y dejo librado a su propia gestión, a Alberto. Cuestión que prolonga su proceso. El Albertismo pedía por un presidente no influenciado por la vice; que se independizara del lastre que significaba Cristina para los buenos peronistas, los auténticos de Perón. Bueno, por fin, Alberto Fernández conduce el país. ¿Puede hacerlo como pretendían sus amigos que lo incitaban al distanciamiento con su inventora? ¿Sin que contara con su bendición? El incondicional albertismo, debe acudir en su respaldo, ¿de qué manera lo está ayudando a salir de la encrucijada y a gobernar en la actual situación de crisis? Quizás el albertismo, nunca fue.

 Si admitimos las promesas y juramentos, de no aprobar nuevos impuestos, el nuevo gravamen de la “renta inesperada”, no debería ser sancionada en el Congreso. Pero, en nuestro país, uno nunca sabe… ¿vio? De eso podemos dar fe. Cuál es la trascendencia del proyecto y a quienes perjudica, aún, no está determinado. “Hay ganancias inesperadas que no son fruto de inversión adicional o más contratación de empleo, sino que no son fruto de un shock. Estamos buscándole la vuelta”; expresó el ministro en C5N (La Nación). Abreviando: todavía no decidieron a quienes que producen algo, incluyen en la nómina para sacarles una plata adicional – que el Estado no tiene – y pagar deudas, que de otro modo es imposible. Inesperada es algo que sucede sin esperarse, de manera imprevista, como llovida del cielo (diríamos nosotros).

Una ganancia inesperada. Ignoramos los beneficiados por esa “suerte inesperada”. Pero, seguro ha ocurrido dentro del período de las “pérdidas inesperadas” ocasionadas por el despotismo fiscal y la arbitrariedad en el manejo de los gastos públicos. La “renta inesperada” es para el gobierno, las “pérdidas inesperadas” – no podía ser de otra forma -, son para los trabajadores y productores. Si por caso, esa suerte inesperada le compensó al productor un poco la pérdida inesperada; ahí está el gobierno atento a ver cómo se  la quita. Sin importarle nada. 

Una nación sin un gobierno que englobe un esquema conceptual, no funciona en ninguna democracia. Si, al mismo tiempo, atraviesa por un quiebre interno irreconciliable en todos sus frentes, la ineptitud hará imposible una salida feliz del desequilibrio que la atormenta. La angustia que causan la pobreza, la indigencia, la inseguridad – cada vez más notable – dentro y fuera de la casa, los jóvenes que más tempranamente piensa en irse del país, desahuciados antes de comenzar su vida útil, la inflación desatendida, son algunos de los pesares.

Una administración integrada por funcionarios que se bancan el desprecio de su gente, con tal de preservar sus ganancias. Un gobierno que se predispone a no conciliar con los países democráticos y busca aliarse a los autoritarios declarados, no le importa el bienestar interior. Sus esmeros están abocados a disponer a placer de jueces que le aseguren que los corruptos no serán declarados culpables por sus fechorías.     

Nadie quiere ser encarcelado y no poder disfrutar de las riquezas, conseguidas en nombre del pueblo que los eligió y esquilmó. Pese a ello, creemos que ciertas mejoras comienzan a verse.

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