Sergio Massa en su laberinto

Por Rodolfo Florido

Es absolutamente falso que Massa intente mediar o acercar las partes entre Alberto y Cristina. Lo que intenta es que la pelea no lo deposite a él en la necesidad de elegir si se queda a vivir con Mamá o con Papá.

Massa tiene un gravísimo problema, se jugó a una eventual futura sucesión y ahora se está quedando sin jugadas porque tiene más amigos en la política que en la sociedad.

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Massa está en problemas. Aunque tenga amigos en la oposición (como Morales y Rodríguez Larreta) nadie quiere la foto con él. Su nivel de rechazo en las encuestas en tan alto que solo es superado por el nivel de rechazo de Cristina y Máximo. Una foto con él -más allá del ámbito institucional parlamentario-, comienza a ser un salvavidas de plomo.

Massa está en problemas, Cristina deja a todos en modo indefensión. No se puede ganar con ella… no se puede gobernar con ella. Todos, Alberto, Cristina y Sergio están atrapados por el espanto de quedarse y por el espanto de irse.

En el fondo, solo Cristina tiene el temperamento suficiente para no importarle hundir el barco aún estando ella arriba, como lo que acaba de hacer con la división del bloque senatorial para buscar un miembro más en el Consejo de la Magistratura. Solo Cristina está enamorada de sí misma al punto de creer que preparar un bote salvavidas y hundir los otros, tiene algún destino más allá de la pura supervivencia personal. Es su naturaleza como también la es la de los genuflexos que aceptan y acompañan cualquier maniobra de una democracia dibujada al calor del lápiz de una vocación tirana.

A Cristina le encanta dar golpes de timón que sorprendan a todos aunque luego tengan destino de hundimiento. Boudou y Alberto fueron dos de ellos. Ella si es capaz de renunciar y dejarlos a todos flotando mientras se auto convence –autoestima y egolatría no le faltan- que puede no ganar pero tiene el potencial de hacer que otros pierdan, pensando en jugadas políticas ilusorias que el tiempo de la edad ya atropellan. Los pequeños e ilusorios porcentajes que los hicieron ganar (2019) en la ingenuidad (para ser sobrio) de los votantes, se esfumaron.

Solo quedó el núcleo duro de Cristina. Ni Alberto ni Sergio Massa tienen más destino político que el ostracismo. Sergio, aún cuando volcara todo su esfuerzo, difícilmente llegará a su punto de partida original que es Tigre. Su sueño presidencial está hoy destruido y sus oscilaciones, que le devinieron en el macrista apelativo de “ventajita” lo han depositado en un mundo político sin opciones.

Adonde va a ir si nadie lo quiere. Incluso sus “amigos”, seguramente piensan en aquel dicho popular que expresa… “a un amigo se lo acompaña hasta el cementerio pero no te enterrás con él”.

Sus amigos norteamericanos lo recibirán como recibieron a Beliz en la necesidad de encontrar alguien que los ayude a recuperar el dinero del FMI, más que como a alguien que tenga reales expectativas de llegar al poder. Antes era un operador, ahora un simple mensajero.

Ese es su destino, llegó al Cristinismo como un Capital y se irá solo con los Intereses.

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