Por la Redacción
Es la pregunta que se hace Alejandro Finocchiaro, diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, mientras asegura: “Definitivamente, no fueron utilizados para cambiar las condiciones de vida de la población”.
Durante la semana pasada explotó en medios y redes la denuncia del diputado nacional Martín Tetaz sobre la manipulación de los datos del Censo 2010 en La Matanza para inflar artificialmente la población en busca de aumentar el ingreso de fondos coparticipables.
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“Esto es tremendo, y por lo que estamos viendo podemos sospechar que lo van a volver a hacer. La tarea de censar históricamente recae, en buena medida, en integrantes del sistema educativo que es muy jerárquico. En el caso de La Matanza, la Jefatura de Inspección -organismo del que emanan las directivas- está en manos de una agrupación sindical y política llamada ‘La Néstor Carlos’ que responde al Suteba de Roberto Baradel. Y aunque esto ya indica claramente que quienes tienen el rol de velar por el rigor metodológico en el distrito priorizan la dependencia política, son muchas las zonas en las cuales el censo será realizado directamente por el Municipio”, explicó Finocchiaro.
“Es normal que los municipios asistan el trabajo de los censistas, pero lo que sucederá en La Matanza es anómalo: la gente de Fernando Espinoza se hará cargo de las planillas oficiales sin ningún contralor. Sabemos que esto sucederá en Ciudad Evita, Puerta de Hierro, Villa Palito, Villa Celina, Villa Scasso, Laferrere y buena parte de Casanova. También barrerán barrios enteros que no figuran en la cartografía del INDEC, como los que están a la vera del río Matanza”, precisó.
Finocchiaro, referente de Juntos por el Cambio en el distrito considerado el gigante del conurbano, describió las maniobras que posibilitan la manipulación: “En los barrios populares los censistas son designados directamente por los referentes territoriales -punteros-. Y por fuera de la normativa del INDEC en La Matanza se estableció que en ese tipo de barriadas y asentamientos la actividad se cumpla exclusivamente de manera presencial. O sea, van a poner el número que necesiten alcanzar”, subrayó.
“También han intervenido irregularmente el proceso oficial para limitar el rango de decisión de los Jefes de Fracción -tercer nivel de responsabilidad en el organigrama del operativo censal- y de ese modo designar a dedo a las personas que deberán entrevistar a la población. Eso tiene dos propósitos: financiar a la militancia (versiones aseguran que se pagará bastante más que los montos dispuestos a nivel país) y subordinar los resultados a los objetivos políticos”.
“En 2010, los bolsones con las planillas fueron concentrados en el Palacio Municipal. Durante el tiempo de ‘recupero’ -período diseñado para completar datos faltantes del proceso regular- los censistas formales perdieron no solo el control sino todo acceso a las planillas (originalmente en lápiz). Era un secreto a voces por entonces que el distrito ‘debía’ superar los dos millones de habitantes. Como los resultados estaban por debajo de eso, se liberó el material a la militancia hasta llegar al objetivo deseado”, describió Finocchiaro. cofirmante de la iniciativa de Martín Tetaz.
El economista, hoy parlamentario, estimó que estas maniobras permitieron incrementar la población un 27%. El correlato de ese falso crecimiento fueron 2700 millones de pesos adicionales anuales en términos de coparticipación. “Unos 29.700 millones de pesos en estos 11 años”, calculan los legisladores al tiempo que le solicitan al director de INDEC el detalle de las medidas que permitirían asegurar la calidad y el resguardo de la información obtenida en territorio.
“Es obvio que esa masa de dinero no se invirtió en la gente -afirmó Finocchiaro-. En muchos lugares de La Matanza se vive como en la Edad Media: sin agua potable, sin alumbrado público, sin cloacas, sin gas de red, sin asfalto, sin seguridad. En 2021, año de la pandemia, Espinoza ejecutó solo el 36% del presupuesto aprobado en Salud. En ese mismo año, los plazos fijos y los bonos dolarizados crecieron 66 millones de dólares y ya llegan a 154 millones. La Matanza es un municipio rico donde la pobreza es una decisión política”.
Fueron numerosos los indicios que expusieron las irregularidades en el Censo 2010:
La cantidad de personas por vivienda en La Matanza ascendió en el último Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas a 3,96 -el promedio de la provincia de Buenos Aires es solo 2,9-. Este número es incluso superior al que registran los barrios más populosos de distritos con conformaciones socioeconómicas comparables, como Almirante Brown o Quilmes, aunque La Matanza tiene una de las tasas brutas de natalidad más bajas de la provincia.
El COVID también brindó proyecciones inexplicables: los registros sobre la cobertura de vacunación fue llamativamente la más baja de la provincia. Solo el 60% de los matanceros habrían sido vacunados, cuando en el resto de los municipios se superó el 80%. Sin embargo, a pesar de haber sido el que menos vacunó, la Matanza presentaría la menor cantidad de fallecidos por COVID cada 100.000 habitantes de todo el conurbano, lo que sugiere que el dato administrativo de vacunas efectivamente aplicadas se dividió por un número que no refleja la verdadera población del distrito.