Por José Gerardo Salomone
Un joven parado en el andén, se despide de su hija que través de la ventanilla empañada dibuja su amor infinito en forma de corazón, una figura de vida tan efímera como tal vez lo sea la de su padre. Este se contiene hasta que parte el tren, luego gira y sus lágrimas impotentes estallan para siempre. Abrazos interminables, lágrimas por doquier, rostros desesperados.
La diáspora del pueblo ucraniano es un paisaje humano de dolor e impotencia. Cientos de miles de personas dejan sus hogares, sus afectos, gran parte de sus propias vidas y hasta su identidad. Instantáneas desgarradoras que atraviesan seres anónimos, víctimas inocentes e involuntarias de las atrocidades que provoca una guerra tan insensata como perversa. Hay muchísimas víctimas dentro de las cuales más de cien niños.
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Mientras tanto en la vecina Rusia, más de siete mil personas –incluidos ancianos y algunos niños- son arrestadas solo por manifestar pacíficamente en contra de la invasión. El Parlamento ruso acaba de promulgar una ley que legaliza la prisión – con penas de hasta quince años- de toda persona que se exprese el tal sentido.
Está prohibido pronunciar la palabra guerra, solo se trata de una “Operación Militar Especial” (¿Por qué será que me resuena la palabra relato?), un eufemismo propio de personajes como Putin. Misógino y homofóbico. Derogó la ley de igualdad de género, de manera tal que los varones pueden maltratar a piacere a las mujeres, sin que nadie pueda hacer algo al respecto. A propósito, un brevísimo y ecléctico racconto de algunos datos y vértices de la personalidad de este señor de 70 años aproximadamente: Gobierna La Federación rusa desde hace 23 años. De temerario espía a presidente sin escalas. Perteneció a la temible y terrorífica KGB (Comité para la seguridad del Estado) por décadas. Persigue a los homosexuales. Encarcela a opositores. Hay ejemplo muy actual, es el referido a Alexei Navalny, primero envenenado y a posteriori enviado a la cárcel en la cual continua hasta el día de hoy.
En este momento en Rusia, todos los medios de difusión independientes han dejado de funcionar. Son considerados por el estado muy peligrosos y se exponen a durísimas sanciones.
La tv estatal rusa, transmite propaganda en la cual se adoctrina y se dan versiones absolutamente amañadas de la realidad de la invasión. En una de ellas, aparece un adulto con una niña de alrededor de 10 años. Ese señor le explica porque Ucrania tiene la culpa de todo lo que sucede. Luego se difunde un dibujo animado con 4 niños, de vestimentas coloradas con las banderas de la Federación rusa, alemana, estadounidense y ucraniana. Los chicos, ruso y ucraniano eran amigos, hasta que este último se dejo influenciar por los otros dos – alemán y norteamericano- convirtiéndose en un enemigo por lo que el chico ruso lo castiga con un bastón. Me recuerda a un personaje animado vernáculo. Algo así como un revisionista militante de nuestra historia.
En nuestra Argentina suceden cosas increíbles. Todo el periodismo y personas que apoyan incondicionalmente a quienes gobiernan, coinciden en explicar a través de una afirmación la postura que sustentan: “a vos no te escuché condenar las invasiones de los yanquis”. Estas personas causan dolor y vergüenza ajena. Entre ellas al Sr. Victor H. Morales y la Sra. Florencia Peña a quienes les agrego a un muy buen amigo kirchnerista. Personalmente he condenado de manera contundente las invasiones norteamericanas en Vietnam e Irak solo por mencionar algunas. Aunque seguramente hay muchas cosas grises para discutir. La cuestión es que esto sucede hoy.
Se trata de una crisis humanitaria extraordinaria, por esa razón me pregunté una y mil veces el porqué de esa respuesta tan insensible como displicente. Es obvio, el fundamentalismo ideológico no permite cuestionamientos y por otro lado responde a una bajada de línea que viaja desde lo más alto del poder. Nuestro gobierno, primero habló pidiendo la paz, sin mencionar la palabra invasión. Luego se desdijo apremiado por las posturas de personas de a pie, intelectuales, artistas y políticos de casi todo el mundo y la necesidad imperiosa de congraciarse con estados Unidos por la firma del acuerdo con el FMI expresándose finalmente en términos de condena. Hasta China –un país unipartidista y dictatorial- que tiene una profunda relación comercial con la federación rusa fue más contundente que Argentina. Nuestros vecinos chilenos, con un gobierno de izquierda en la presidencia se expreso sin ambages de ninguna naturaleza condenando la invasión.
Lo increíble –o no tanto- es que hubo otra vuelta de tuerca, ahora se pone el énfasis en el logro de paz y nada de las palabras condena e invasión. Otra vez la acrobacia verbal para explicar lo inexplicable. Nuestra vicepresidente, a través de un tuit recordó la postura Argentina en 2014 en la ONU, al condenar a Rusia `por la anexión de la península de Crimea. Hubiese sido una gran contradicción no hacerlo teniendo en cuenta el status quo argentino en Malvinas. Sin embargo en el caso de Ucrania no mencionó la palabra condena en ningún momento. Qué raro. Aquella resolución basada en “El principio de integridad territorial, pilar del derecho Internacional” no es aplicada ahora para condenar el caso de la misma Ucrania de aquel entonces. Otra vez un discurso para la tribuna kirchnerista, que reacciona con la habitual obsecuencia hacia la Dra. Kirchner: Viste, tenía que ser Cristina. Otra genialidad de su parte. Todo es muy fácil cuando no se dan entrevistas y los diálogos se convierten en monólogos.
Nuestro gobierno comparte muchas visiones geopolíticas con Rusia. ¿Recuerda la Carta de la Sra. Nicolini dirigida Rusia a instancias del no cumplimiento de entregas de la vacuna Sputnik V? en ella pedía encarecidamente acelerar las entregas, poniendo énfasis en el esfuerzo argentino por consolidar la estrategia común de hacer avanzar la vacuna rusa, cuando lo que correspondía era un enérgico llamado a cumplir con lo pactado. Como se ve, es una particular relación de “amigos”. A ello hay que sumar la resistencia a adquirir vacunas occidentales, en particular la Pfizer.
Agréguele a esto, las palabras de Alberto en el sentido que abogará por ser la puerta de entrada de Rusia a América Latina. Algo parecido sucede con China.
Fíjese, Nuestro país comparte visiones con Nicaragua, Venezuela, Rusia, China y cuba. “Dime con quién andas…
CONTINÚA LA FARSA EDUCATIVA KIRCHNERISTA
Son países que pueden encuadrarse en alguno de estos conceptos; autocracias, populismos o dictaduras. Tres parientes cercanos, enemigos íntimos de las democracias que suelen florecer en estas cuando los pueblos no prestan la debida atención. Es razonable interpelar al gobierno, preguntando cual es el nivel cuali-cuantitativo de esas relaciones.
Volviendo al tema Ucrania, vale la pena traer aquí lo sucedido en la segunda guerra mundial, momento en el cual el Presidente Perón solo definió la postura Argentina cuando la guerra había prácticamente llegado a su fin. Hasta allí la supuesta neutralidad no era ni más ni menos que un apoyo al “Eje”. Nunca pudo disimular su simpatía por Mussolini y por el ejército prusiano alemán.
En el conflicto Rusia/Ucrania hay una víctima –Ucrania- y un victimario que es la Federación Rusa. La supuesta neutralidad es un apoyo flagrante a la invasión.
Hoy hasta ahora más de 2000 mil muertos civiles – entre ellos más de 100 niños-, 1.5 millones de refugiados. Y es solo el principio. Ser neutral, implica apoyar a un temerario psicópata que nos recuerda amorosamente, además, que en su ropero tiene la valija con los switchs de sus centenares de bombas atómicas.
Obviamente nadie sabe a ciencia cierta que sucederá de aquí en más. Me atrevo a decir que el camino que inició Putin no tiene retroceso, máxime si tenemos en cuenta su característica personal. Irá por más. Irá por todo.
Bien, todos perdemos. Nuestra evolución humana da un enorme paso atrás con esta guerra. En cuanto al señor Putin, mi corazón –déjeme ser idealista e ingenuo solo por un momento- me dice que más temprano que tarde su propio pueblo será quien lo castigue.
Ahora permítame desahogarme y gritar,
¡Svoboda!