Por Alejandro Finocchiaro – Diputado nacional de Juntos por la provincia de Buenos Aires
Frente a la pandemia y a los dos años en los que las escuelas estuvieron cerradas en casi todo el país, lo que se debió haber hecho es trabajar en planes pedagógicos para la revinculación. Para que los chicos, primero, volvieran a la escuela; e inmediatamente después establecer estrategias de aula que permitan incorporar conocimientos perdidos en ese tiempo.
No se hizo nada de eso. Se eligió que los alumnos pasen de todas maneras, el famoso “siga-siga”, nada generoso con los pibes. Este “siga-siga” determina que todos pierdan parte de su mañana. Lo van a sufrir ellos individualmente, sus familias, y todos como sociedad.
Si te gusta nuestro contenido podés ayudarnos haciendo click aquí
Es imprescindible que los pibes estén dentro de la escuela, pero para incluirlos realmente en el camino del conocimiento -la inclusión que debe perseguir la educación- hace falta mucho más. Estas provincias, y otras, optaron por no trabajar, decidieron no unificar ciclos lectivos, priorizar saberes y planificar procesos de aprendizaje para adquirirlos.
Aprender o no aprender, esa es la cuestión. En Santa Fe y Santa Cruz, el primero en abandonar la escuela es el Estado.