Por Nicolás Cereijo
El Diputado Javier Milei, amante del libertinaje risueño, propuso implementar un “sistema de vouchers” para la educación pública con el objetivo de que los ciudadanos puedan elegir dónde estudiar.
Ubicado a las antípodas del liberalismo argentino decimonónica que supo ser pionero en la educación público, este personaje payasezco, en nombre de un supuesto liberalismo (claramente libertinaje) lo único que pareciera conseguir es fama mediática. Se nota demasiado.
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Afortunadamente sus dichos fueron prontamente confrontados por el actual vicejefe de gobierno porteño, Emmanuel Ferrario, quien publicó un conjunto de twits contundentes, de los cuales destaco:
“El principal problema del debate “Educación pública: ¿sí o no?” es que viene de un preconcepto errado de que la gente elige la escuela pública como última opción. Desde la Ciudad, siempre trabajamos para que los colegios públicos igualen oportunidades y no que profundicen grietas.”
Es muy importante que desde una gestión como la del Gobierno de la Ciudad, que apuesta a una educación pública y de calidad, se tome posición frente a estos avances.
Simplemente porque en un época de crisis y desencanto, estas ideas payasescas pueden tomar formar peligrosa y dinamitar lo bueno que tenemos.