Por Nicolás Cereijo
Semana clave en la definición de liderazgos opositores de cara al 2023. La tensión entre Larreta y Bullrich se apacigua por momentos aunque no desaparece. El radicalismo puja por el control del bloque e interbloque de Diputados entre la continuidad de Negri y sus críticos con referencia en Martín Lousteau. Por su parte, Elisa Carrio ha manifestado su desacuerdo con que el vidalista Cristian Ritondo sea el presidente del interbloque.
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¿Qué lectura podemos hacer detrás de escena? En primer lugar hay que destacar que, a pesar de las lógicas diferencias, la coalición Juntos por el Cambio sigue viva. No es menor debido a que continuó a pesar de la derrota electoral del 2019 y logró mantener (y subir levemente) su piso electoral en la última elección.
Ahora bien, en estos dos años pasaron cosas fuertes también. Destaco dos. El crecimiento de la UCR y su deseo instalado de competir con candidatos propios de la mano de Facundo Manes. El segundo se trata de dos claros liderazgos nacionales surgidos del PRO y que representan dos visiones – y electorados – distintos: Horacio Rodriguez Larreta y Patricia Bullrich.
Para el caso radical, el grupo de Martín Lousteau logró crecer en varias provincias con el sello Evolución, de origen y peso porteño. El caballito de batalla en el interior es el cordobés Rodrigo de Loredo, quien por haber triunfado a Negri en las PASO reclama su pase al costado. A pesar de ello, este último ha reunido los avales necesarios (23 diputados) para continuar al frente del bloque radical.
Pero, por el momento no logran convencer a todo el radicalismo. En Buenos Aires el apoyo de Maxi Abad es demasiado ambivalente y se suma una situación extraña debido a la pelea entre Posse y Lousteau (a pesar de haber ido juntos en las internas). En el interior surge los gobernadores pero centralmente uno, Gerardo Morales, que de hacerse las elecciones de autoridades en el Comité Nacional en diciembre, sería el presidente.
Por el lado del partido amarillo, a diferencia del radical suele resolver sus disputas internas de manera vertical, donde la medición de los postulantes es de peso. No está claro quién resultó vencedor en las generales: Si Patricia con su campaña nacional centrada en los cinco senadores que hacían falta para sacarle la mayoría el PJ en el senado, sumado a que Juntos no superó el 50% en CABA; u Horacio que llevó a Santilli a la provincia y logró derrotar al kirchenerismo en su principal bastión.
En la instalación de candidatos será clave el diálogo y las mediciones. Por el momento, son varios los contendientes de todos los sectores. Los hechos irán marcando la agenda.
Lejos de terminar, esto recién empieza.