Por José Gerardo Salomone
Una y muchas veces me pregunté las razones por las cuales las democracias se deforman a tal punto que merecerían ser rebautizadas en su nombre y tipificación. Dicha organización socio-política que nació en la Grecia antigua AC es por supuesto imperfecta, como toda creación humana. Sin embargo, de su espíritu se infieren aspectos cuya génesis apunta a la participación, la igualdad, la libertad, la solidaridad y la dignidad humana.
Si, si, Usted está pensando que esas cualidades suelen marchitarse a tal punto que se convierten en otra cosa no tan loable y a veces, hasta non sancta que aflora con desparpajo en el plano moral, que es lo mismo que decir, en una dimensión permeable a nuestra conciencia. Tiene razón. Pero ¿existe un sistema más interesante a instancias de las básicas necesidades y razonables pretensiones humanas?
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Por lo visto hasta aquí, todos los sistemas políticos cuya organización no responde a la democracia, son atravesados por intereses de grupos minoritarios que se adueñan del poder y se vuelven hegemónicos so pretexto de la búsqueda del bienestar de los pueblos y en el nombre de estos. El caso de los populismos, es muy interesante per se, pero sobre todo por su vigencia.
Solo como para elegir un hilo conductor, comienzo diciendo que en su génesis está inserto el dogma innegociable de avanzar pase lo que pase y pese a quien le pese. Vale la pena, entonces, detenerse un momento en preguntarse, porque los populismos son negativamente reactivos a generar consensos con otras corrientes ideológicas (Salvo para construir espacios con fines electorales, o cuando se sienten acorralados. En este último caso siempre están dispuestos a dar el peligroso “abrazo del oso”), cuando ese asunto es fruto del natural interjuego democrático a través del cual todos los espacios en base a acuerdos y aguerridas peleas van sufriendo ciertas metamorfosis, algunas de las cuales espantarían al mismísimo Franz Kafka.
Si aguzamos nuestros sentidos, veremos que dicho comportamiento es propio de ideologías muy sesgadas y en la medida que avanzan esa forma de hacer política se convierte en un aspecto tan profundamente intrínseco como identitario. Hay un punto de inflexión después del cual es imposible volver atrás.
Los profetas salvadores que lideran estos sectores, empujados por sus seguidores (El verdadero pueblo. Clientes políticos en realidad. El resto es la elite) y el poder que van adquiriendo toman decisiones cada vez más extremas. Es interesante acudir a una metáfora para explicar dichos procesos. Las jaulas de las palomas mensajeras, tienen una entrada que solo admite el paso en un sentido, hacia adentro. Cuando las palomas entran, ya no podrán salir.
Bien, los populismos van atravesando permanentemente numerosas trampas invisibles en un solo sentido, el de la profundización ideológica, “huyendo” siempre hacia adelante. No es posible el camino inverso. ¿Recuerda el “Vamos por todo, por todo”? De eso hablo. Permítame una analogía entre el populismo y una persona de comportamiento marginal o lo que es peor, directamente delictivo. Piense en la primera que se le ocurra.
Seguramente, esa persona, para poder seguir su camino, se verá obligada a mentir permanentemente, idear extrañas e increíbles explicaciones, tomar actitudes y comportamientos particulares y lo más terrible y probable, seguirá delinquiendo, todo para esconder sus faltas y proyectarse. Sígame por favor. Ahora imagine a la persona más corrupta que usted conoce, si es dirigente político mucho mejor. Luego pregúntese si dicha persona sería capaz de escribir cien veces perdón, mil veces no debo y diez mil veces no volveré a hacerlo. Imposible ¿verdad? Seguirá el mismo camino, que no tiene vuelta atrás.
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El populismo no puede volverse sobre sus pasos. Multiplica su apuesta permanentemente. Esa es la razón por la que tiene el germen de la auto-destrucción en sus genes. En nuestra Argentina, nos encontramos en una delicadísima etapa en la cual se advierte con claridad meridiana una especie de descomposición social, premonitoria sin embargo, de cambios sustanciales. Hay zozobra en cada ámbito de la República y en nuestra vida cotidiana.
Nuestro agobio y agotamiento moral llegan a límites extraordinarios. Bueno, lo importante, es que toda crisis es tambien una enorme oportunidad. Es el momento preciso de hacer la más profunda introspección. Le propongo un caminito. Busque el efugio más etéreo, el de las aguas mansas y apacibles de su propia alma, como nos sugiere aquel indispensable flaco Spinetta.
….Si quiero me toco el alma
pues mi carne ya no es nada….
Pequeño fragmento de “Barro tal vez”
que Luis Alberto escribió cuando tenía 15 años.
Ahora, medite profundamente, luego mírese al espejo y pregúntese quien quiere ser dentro de cinco o diez años Piense sinceramente cual es el legado que quiere dejar, en particular a sus hijos. Trate de ser un pequeño ejemplo. Comience por dejar en claro a las personas que elige como referentes, especialmente políticos, sea cada día un poco menos hipócrita, algo más coherente con el decir el pensar y el hacer. Sea cuidadoso con las palabras, éstas construyen acciones, crean realidad y generan ser.
Un buen principio es esforzarse de a poco en el intento de ser “el cambio que quieres ver en el mundo” y por último le pido tenga la grandeza de hacerlo, aún siendo posible que ninguno de sus sentidos pueda percibirlo, simplemente porque, tal vez; usted no esté entre los vivos cuando se produzca.
Quizá, piense a esta altura, que soy víctima del ataque pueril de un dorado e inservible idealismo e ingenuidad. Entiendo, es posible, pero recuerde que los cambios profundos los producimos las personas de a pie; millones de ignotos seres humanos que se esfuerzan diariamente en una dimensión silente.
Brindemos por un mundo mejor con un coctel preparado con una dosis de: Esta vez sí voy a intentarlo. Eso si comienzo el lunes ¡Ummmm! Una porción de: Voy a elegir escrupulosa y cuidadosamente a mis referentes. Una parte de: Esta será mi manera de manifestar mi solidaridad y mi amor compasivo. Otra parte de: El cambio es posible…….Ahora, chin chin. Por el Ser humano y la unidad de los argentinos.
A pesar de todo, creo sinceramente en el ser humano, que siendo capaz de cosas horrorosas, es tambien autor de los logros más sublimes.
“Cada niño que nace, trae consigo la esperanza de que Dios
aún no está decepcionado con el hombre”
Rabindranath Tagore
Permítame dejar en claro que elijo la esperanza.