Por Nicolás Cereijo

Se despilfarra dinero sin invertir en futuro. No se dan los debates que necesita la educación. No se proyectan políticas publicas a largo plazo. Lejos de eso, la gestión de la ministra de educación bonaerense gasta dinero sin un horizonte más que el cortoplacista de ganar un voto. De esta manera, la lógica de tapar con plata las deficiente gestión traerá severas complicaciones para el futuro. Así lo indican los pésimos indicadores oficiales que a continuación se desarrollarán.

En la Provincia se están implementando hoy dos programas. El primero denominado +ATR, cuyo objetivo es revincular a los alumnos que abandonar la escuela durante el año pasado y poder así recuperar contenidos. Para el mismo ocurren situaciones de gravedad como ser la falta de nombramientos o docentes nombrados que están renunciando.

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A esto hay que sumarle pocos alumnos asisten. Para poner un ejemplo, en Avellaneda entre primaria y secundaria hay 40.000 chicos que hoy no están en condiciones de pasar de año.

Vale decir que este programa viene de una pésima implementación durante el 2020, conocida como ATR, donde no llegó a revincular a ningún alumno porque lo empezaron a hacer a fines de noviembre.El fracaso representó simplemente un gastadero de plata mal usado.

A esto hay que sumarle pocos alumnos asisten. Para poner un ejemplo, en Avellaneda entre primaria y secundaria hay 40.000 chicos que hoy no están en condiciones de pasar de año.

El otro programa se denomina Egresar y consiste en pagarles una suma mensual a los que ya terminaron la secundaria (en los últimos 5 años) para que den las materias que les faltan y se reciban. Lo paradójico del programa es que termina en diciembre y todavía no está funcionando ni nombrados los docentes, pero, curiosamente, los beneficiarios ya están cobrando.

Lo triste es que lejos de ser medidas que apunten a la calidad educativa se trata meramente de oportunismo electoral, sin ningún impacto pedagógico. En el caso del +ATR para mostrar que se dan clases los sábados (cosa que están ocurriendo en menos del 10% de las escuelas) y el EGRESAR para comprarles el voto a los ex alumnos.

A este panorama crítico hay que sumarle que las universidades y los profesorados estuvieron más de un año y medio cerrados y uno de sus defensores es el nuevo ministro de educación de la Nación, Jaime Persic.

Una vez más, dato mata relato. La educación necesita urgentemente un cambio de timón antes de que sea demasiado tarde.