Por Ernesto Radice
Así como mi casa no es un recurso sino un bien que tengo y cuido, el mar tampoco es un recurso para ser explotado sino un bien que tenemos y que cuidamos.
El mar es más que agua, se trata de un complejo de elementos vitales para la vida en su totalidad (humana y no humana) que no tiene dueño porque es común a todos y pertenece a la humanidad, pero son las comunidades costeras quienes tienen que protegerlo, tan solo sea por proximidad, en defensa de la vida, la subsistencia, los paisajes y la identidad cultural que nos da su cercanía.
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Desafiar la injusticia que significa violar ese medio ambiente, requiere que el mar sea reconocido como sujeto de derecho no humano, como conjunto relaciones que cobran sentido político en un ámbito significativo para la acción colectiva y comunitaria y así lograr su reconocimiento, alterando el balance de poder a su favor.
Para las empresas petroleras el mar es tanto un bien común como un flujo integral en movimiento, algo que puede afectar a una región en particular. A diferencia de un reclamo salarial que solo involucra a los trabajadores de una empresa o de un reclamo municipal por servicios públicos, la contaminación del mar o la pretensión de su uso, son asuntos tangibles que nos involucra a todos.-