El inconsciente inoportuno

Por José Salomone

En nuestro país, los hechos se suceden con tanta continuidad y rapidez que muchas veces no dan tiempo a su análisis o a la reacción. En el plano político, a días de las PASO son innumerables los acontecimientos que ameritan detenerse un momento, desmenuzar y sacar conclusiones.

Todos pudimos ver y escuchar a la  profesora Laura Radetich haciendo gala de una violencia verbal y gestual dirigida a sus alumnos difícil de creer y digerir. Eso no es todo, de sus palabras se infiere  el claro propósito de  aleccionar políticamente a los jóvenes que sin embargo intentaban oponer sus propias ideas o responder racionalmente a semejante autoritarismo y abuso de poder. Sin embargo, lo más sorprendente es la observación del Presidente de la Nación: “Pero que haya tenido ese debate es formidable. Es un debate que abre la cabeza a los alumnos,…….” Y continuó diciendo que el chico tiene una idea formada que es el resultado de escuchar cosas como “El peronismo gobernó los últimos 70 años y lo repite. Ella se exalta porque sabe como es la verdad”.

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Usted comprenderá que esas manifestaciones adquieren un valor relevante en boca del Dr. Fernandez. Ahora bien, observe el paralelismo entre esa opinión <la del Presidente> y el constante machacar de quienes nos gobiernan acerca de que los medios <y la oposición> son los culpables prima facie de inocular a la sociedad argentina raras y peligrosas ideas. Alberto Fernandez, además de ratificar en un todo, el accionar de la docente, supone que ese asimétrico intercambio es sin embargo, correcto además de edificante. No es la primera vez que suceden cosas de éste tipo, por lo cual deberíamos prestarle especial atención, máxime cuando forman parte de un efecto residual de una parte del primigenio dogma peronista.

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Otro hecho trascendente, es el relacionado con las expresiones de la candidata Victoria Tolosa Paz: “En el PJ siempre se garcha es parte de la vida, el baile, el disfrute, el goce”. No pretendo aquí hacer una desproporcionada crítica dirigida a su lasciva exposición. Una postura de ese estilo, se podría confundir con una pretendida expiación de pacatas culpas.

Hay aquí la oportunidad de un análisis profundo y revelador.  Si Ud. presta atención, podrá apreciar que existe un discurso permanente del sector político <del cual la mencionada Tolosa Paz forma parte> que relaciona la gestión de dicho espacio, con la felicidad. No es extraño, al contrario, es coherente con la idea benefactora que encarna, en la cual sustenta parte de sus intenciones y acciones. Subestimación e inescrupulosidad podría ser una síntesis adecuada para semejante desatino. Seguramente la Señora Tolosa Paz, entiende que es lo que más les importa a los jóvenes.

Recordemos que siete de cada diez menores de 18 años en el conurbano son pobres. El recuerdo cercano nos trae un hecho tan pintoresco, como patético.  Un deja vu de algo ocurrido en la Venezuela de Nicolás Maduro, que deja ver con extraordinaria transparencia el pensamiento mesiánico que otorga al voluntarismo político un efecto mágico y potente. Me refiero a la acepción política de esa expresión que se apoya en los propios objetivos y deseos más que en la realidad. Concepto que se compadece linealmente <otra vez> con la idea de la salvación del pueblo. El Señor Maduro, hace algunos años creo el Vice Ministerio para la Suprema Felicidad del Pueblo.

Al borde del paroxismo político, pensó que con ello efectivamente podía concretar su loable propósito de proteger y efectivamente hacer feliz a los venezolanos, sobre todo a los más desprotegidos. Un aspecto que define de manera inequívoca su sesgo populista.  


           “La felicidad verdadera es algo que cada quien construye; no es algo que otros puedan concedernos. La dicha que se busca afuera es pasajera y está condenada a extinguirse con el paso del tiempo
                                                                                                        Daisaku Ikeda


En un acto Alberto dijo: “No voy a traicionar a Cristina, a Máximo, a Massa,…….así como tampoco al pueblo que me votó”. Es razonable pensar que esas afirmaciones van dirigidas no solo a dichas personas, sino a toda la coalición que él representa y que, además, forman parte de las feroces pujas internas.

Si fuese así, podría conjeturarse que hay un acuerdo que precedió a la elección que lo proclamó Presidente, es decir entonces, que excede el esperable acuerdo sobre programas políticos, para instalarse en el plano estrictamente personal (habrá que hurgar en las flagrantes contradicciones del Presidente al referirse a Cristina Kirchner y a ciertas cuestiones de la misma con la justicia, hace algunos años y desde que asumió en más para comprender y conjeturar) de lo contrario, ¿por qué habría de mencionar la palabra traición aludiendo a aquellas personas?


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Sin embargo, está disquisición no es la única; hay muchas y muy ricas. La más interesante es la que sigue. La forma y el orden de su mensaje, hacen suponer, sin demasiada suspicacia, la importancia que Fernández otorga a cada quien. La última parte <tampoco voy a traicionar al pueblo que me votó> se parece a un forzado, descolgado e inconexo corolario que su psique abruptamente le impulsó a decir recordándole que su mensaje era público y que sería incomprensible y fuera de lugar a primera vista, ya que obviamente, su único compromiso debería ser con el Pueblo.

Nuestro Presidente continuamente intenta explicar y/o justificar dichos o hechos, intentando ubicarse en el centro del ring. Sin embargo aflora allí su fallido protagonismo y una marcada debilidad. Sería interesante detenerse en el análisis del nivel de registro de muchos de los comentarios de Alberto Fernández, porque estos suelen ser un asertivo indicio del lugar que ocupan sus prioridades y preocupaciones, vistas desde el plano del indómito y revelador inconsciente humano. 

Bien, es pertinente preguntarse: ¿Ud. enviaría a su hijo a una escuela en la cual el Dr. Fernández fuese el Director y las Sras. Tolosa Paz y Radetich profesoras? Ud. les está permitiendo mucho más que eso. Las personas de ese espacio político, rigen los destinos del país y el de todos sus habitantes con consecuencias que se extienden por mucho tiempo.

Por último, otra cuestión realmente insólita es la relacionada con el esfuerzo del candidato Leandro Santoro, tratando de convencernos que de ser elegido como legislador tendrá como uno de los ejes el fortalecer y cuidar las instituciones de la República. Ud. escuchó algo más alejado de todo lo que han hecho y hacen quienes nos gobiernan en relación a ello. ¿Recuerda el INDEC, la IGJ, TELAM? Aquí resulta interesante, poner el ojo en el constante esfuerzo en sostener un relato, que permanentemente, magnifica lo bueno, esconde lo malo y utiliza  desfachatadamente argumentos que no le son propios. Hay que reconocerles un mérito en ello.


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Forma parte de su dogma. Las estrategias y esfuerzos de la escuela de Raúl Apold <el inventor del relato peronista> están intactas. 

Son demasiados botones para la misma muestra. Podríamos agregar muchísimos más. Todo gesto, actitud, palabra y acción convergen hacia un inobjetable punto final. Demagogia, manipulación, igualar hacia abajo; un camino hacia una autocracia populista de la cual sería muy difícil retornar.

Si pensamos en la próxima y todas las votaciones, herramienta indispensable e irreemplazable de la Democracia, es interesante, dadas las circunstancias, tratar de entender  por qué algunas personas votan de la manera que lo hacen. Vale aclarar, que el voto de cada persona no es opinable. Dicho esto, es de particular interés detenerse en las millones de personas que forman parte del perverso clientelismo político.

Las personas que se encuentran atrapados en la caverna del mito platónico en la cual la única realidad es la que ven en su interior, sienten que el contexto es hostil, poco amigable, por lo cual creen a priori que es conveniente quedarse allí dentro. Supongo que es “comprensible” la elección de esas personas que prefieren su mórbida y contenedora zona de confort. No obstante millones de hombres y mujeres, optan por la dignidad y pelearla diariamente con enjundia y sacrificio, dándole a sus hijos un ejemplo de vida mostrándoles el valor del esfuerzo y de la iniciativa humana.

¿República si o República no? That is the question.

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