Micky Vainilla y el juego de las comparaciones

Por José Salamone*

Es muy divertido y placentero ver los personajes que Diego Capusotto y Pedro Saborido nos proponen (a través de emergentes sociales sensiblemente extraídos de nuestra cotidiana realidad) en el programa de la TV pública, “Peter Capusotto y sus videos”. Estamos frente a dos enormes creativos. Capusotto es, además, un histrión extraordinario.

Bien, el personaje Micky Vainilla es todo un nazi, un nazi criollo que invita a reflexionar acerca de “el enano fascista” que según el dicho popular, todos llevamos dentro. Podríamos, entonces, pensarlo como una oportunidad para escudriñar en los innumerables y sutiles mecanismos que utiliza  nuestro inconsciente para tapar o morigerar nuestra propia estrechez humana. El estereotipo que se compara es exclusivamente el que muestra la T.V.

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Se omiten los vastísimos aspectos latentes del personaje que obviamente integran el imaginario social. Para Micky, los pobres son casi un mal innecesario, a los cuales el destino convirtió en seres infradotados, incapaces de toda cualidad positiva y cuya piel es oscura en general. Existen solo para ser utilizados y deben ser invisibilizados, escondidos en ghettos <si fuese posible> para no dejar al descubierto su trágico destino y todo vestigio del pensamiento y las acciones de personajes como Vainilla.

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Esta singular figura, sin embargo, parece estar convencida de las bondades de su ideología y sus consecuencias conductuales. Apenas siente un imperceptible remordimiento, que de todas formas intenta neutralizar con desopilantes y retóricas <pero lineales> explicaciones que ayudan a enfatizar y redondear al personaje mostrando su hipocresía <o tratando de maquillarla> en el lenguaje que la “caja boba” exige.

Vayamos al eje. Centrémonos en las comparaciones entre Micky y nuestro actual gobierno. Comencemos con los parecidos. Ambos se distinguen por las contradicciones y se esmeran para ocultar determinadas intenciones y acciones inconfesables, resultando patético el intento de esconderlas con estruendosas piruetas semánticas para mostrar que son loables y beneficiosas para “todos y todas”.


En los dos casos hay una discriminación potente y evidente. Hacia los pobres y morochos en el caso de Vainilla y dirigida a los que no comparten la misma ideología en el caso del gobierno. El uno y el otro buscan la supremacía. Micky, la racial aria y la ideológica el gobierno.

En cuanto a las diferencias, la más notable es la relacionada con el colectivo de los pobres. Para Vainilla, estos particulares seres deben ser invisibilizados, mientras que para el gobierno son la materia prima regia de sus intenciones. Arropado bajo la suntuosa y misericordiosa bandera de la salvación, la inclusión y el Estado de Bienestar convirtió al pobre en el paradigma moral a seguir. Tome la figura de un ciudadano pobre <si es morocho mucho mejor>  agréguele un relato (extraña habilidad para engrandecer los aciertos, esconder o endilgar a otros los errores propios, resaltar implacablemente la idea del enemigo culpable de todos los males y enmarcar cuidadosamente en la idea de la épica) que ponga énfasis en el empoderamiento de ese sujeto, agréguele un subsidio y finalmente construya una elaborada propaganda a través de la cual se realce la idea de que esa persona con la ayuda que el  gobierno (no el Estado) le otorga podrá desarrollarse y obtendrá la salsa perfecta del clientelismo político en un nivel superlativo. Lejos de haber engrosado la participación democrática (Laclau); ese sujeto, atrapado en su desdichada pobreza, dará las gracias y regalará su voto. Un suigeneris y patético “Sindrome de Estocolmo” psico-socio-político.


En quienes nos gobiernan no hay expiación o autocrítica. La culpa es del otro, de Macri, de la derecha, de los grandes empresarios, de los medios hegemónicos, del imperialismo yankee (no el ruso o el chino) en fin, del enemigo del único y verdadero pueblo.


Nuestro Presidente soltó una frese reveladora en alusión a una manifestación crítica a su Gobierno hace algunos meses. Dijo entonces algo más o menos así: Cuando la pandemia termine, el verdadero pueblo saldrá a la calle.
Si tomásemos cada acción e intención de nuestro Gobierno y construyésemos un algoritmo con sus significantes y significados, cuantificándolos y ayudándonos con el cálculo de probabilidades y estadísticas; veremos al alimentar dichas variables que inexorablemente desembocamos en una democracia no constitucional <plebiscitaria> una democracia de las mayorías, que se convertirá mas tarde en una dictadura de las mayorías. Populismo en estado puro.

Si Usted pertenece a la clase media <elite, anti pueblo> será visto como aquel rubio de ojos celestes (aunque sus ojos y cabello sean del color de la tierra) que se ha apropiado del dinero de los pobres. Salvo que decida seguir a quienes nos gobiernan. En ese caso, tendrá el particular privilegio de acceder a los sórdidos arrabales donde a diferencia de los Dioses de la canción de Serrat que bajan sin ser vistos, descienden los infalibles Mesías salvadores de la patria que se esfuerzan por ser vistos. Usted podrá emocionarse con su presencia. Eso sí, jamás debe contradecirlos; si lo hace será enviado sin trámite al inframundo de los traidores a la patria.         

Nuestro Gobierno, iguala hacia abajo <todos pobres pero iguales> repite las mismas fracasadas recetas económicas y  sostiene la peligrosa idea de que el ejecutivo votado por el pueblo, tiene supremacía sobre los otros dos poderes de la República, el Judicial y el Legislativo. En su gestión de la pandemia ha primado el marco ideológico y se han vacunado cantidades de personas indebidamente. En muchos vacunatorios de la Provincia de Buenos Aires se entregan folletos de propaganda política. Es matemáticamente demostrable que hay una proporcionalidad directa entre los llamados vacunados vip y un determinado número de fallecidos.  Del mismo modo, la variable tiempo es determinante en los guarismos de personas que perdieron y pierden la vida. El tiempo, en éste caso debe medirse irrefutablemente en vidas humanas. Hay allí tambien una relación biunívoca. 

Los retrasos <se relacionan con la calidad de la gestión> provocan muertes. En medio de ésta crisis fenomenal hay que soportar el paroxismo de la militancia de las vacunas y el tono épico con el cual se trata el tema desde que el primer avión de Aerolíneas salió hacia Rusia en busca de las Sputnik V. Se ven Centenares de fotos de militantes haciendo la V, mientras que el Señor Zannini <funcionario público y vacunado indebidamente> manifiesta que de lo único que se arrepiente es de no haberse fotografiado y que es correcto haber vacunado al Señor Verbitsky, porque la sociedad debe proteger a una persona de su valía. Señal inequívoca de una omnipotencia inaceptable e indignante. El Presidente Fernandez dijo que la ley no castiga a quien vacuna a alguien que se adelanta en una cola. ¿La patria es el otro?

En cada acción gubernamental existen fundados argumentos para sospechar que van dirigidas a favorecer posiciones y/o asuntos estrictamente personales. Una cuestión bochornosa. Como ejemplo puede tomarse el proyecto de la reforma de la Justicia.

Bien, Micky Vainilla es lo que parece y efectivamente es. Nuestro Gobierno pretende parecer y ser lo que realmente no es. El peronismo de hoy, cooptado por el kirchnerismo, carece de identidad (excluyo aquí, al sector peronista tradicional, republicano), ignora que es y mucho menos sabe que quiere ser. En este estado de cosas, la Justicia Social, la Soberanía Política y la Independencia Económica son una triste y anacrónica metáfora de la nostalgia política.   

El kirchnerismo, una pretendida sublimación del peronismo, en realidad terminó magnificando a las más negativas pulsiones de aquel primigenio movimiento creado por el General. Se ve a sí mismo como copernicano. Siente y piensa que es el sol del sistema político argentino; que irradia la indispensable energía vital y por lo tanto merece potestades y prerrogativas únicas y extraordinarias. Tiene supremacía sobre las otras corrientes que integran el Gobierno, a las cuales redujo a la categoría de pequeños satélites. Ese kirchnerismo es tan sesgado y extremo  que resulta imposible pensar en un pacto que lo incluya. ¿Juntos por el cambio? Juega su propio picado en la canchita cubierta de pasto y tierra de un barrio cualquiera. Los egos y los narcisos juegan de arqueros y defensores y en cada avance se levanta una polvareda que no alcanza a disimular ciertas miserias humanas.

¿Usted piensa que el estado, un feudo partidario, gigante e ineficaz (perdón, inclusivo y omnipresente), los cuantiosos subsidios y la falta de políticas adecuadas no tienen costo? ¿Piensa que la pobreza, la inflación y demás calamidades son fruto de un castigo divino?  

Presidente Fernandez: “Lo que nos hace evolucionar o crecer no es verdad que sea el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años…….”). Existe una brutal disonancia cognitiva que se manifiesta en forma de estrés, incertidumbre, frustración y preocupación. Usted piensa, siente y percibe de una manera opuesta a lo que le propone la realidad.

En definitiva, será el esforzado, silente e ignoto ciudadano de a pie quien deberá mostrar el camino. Los conceptos claves son: unidad, grandeza, acuerdo y defensa de la República.   Por otro lado, es  imprescindible una re significación del peronismo, caso contrario Argentina no tendrá futuro. Seguirá siendo el arquetipo del héroe trágico y morirá simbólica o fácticamente de manera indefinida.


El autor es Psicólogo Social con un Máster en Psicología Analítica. Autor del libro “Maldita Grieta”

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