Las catarsis de las redes sociales son el gran aliado del Peronismo. Los enojos sociales ahora se catalizan a través de las Redes Sociales y la política no se da cuenta que; lejos de ser útil para los partícipes, les es útil a quienes se abusan de los ciudadanos anestesiándolos.
Por Rodolfo Florido
Las repeticiones una y otra vez de los problemas, abusos y pérdida de libertades, terminan por hacerse usuales y por usuales, naturales y por naturales, soportadas con errada resignación.
Catarsis, genios, hipocresía, odiadores, cobardes, creadores, provocadores, oportunistas, pérdida de vida privada… finalmente estamos reducidos a algoritmos. Simplificaciones en 248 caracteres y a reducir nuestra mente pensando que si es breve es bueno. Como aquellos que dicen… “si me mandás un audio de más de un minuto, no lo escucho”.
Es como si fuésemos una sociedad de títulos, no de información. Y las más de las veces los títulos no tienen nada que ver con la información. Solo buscan un clic que incremente el número de visitas y permita facturar. ¿La verdad? No importa mucho si vos entraste a la nota.
Bajo ningún punto de vista reniego de la tecnología ni del valor de las redes sociales. Lo que pretendo abordar y quizás demostrar es que tiene un potencial efecto socio cultural nefasto.
Al principio fue un gran mecanismo de comunicación que movilizó sociedades hartas del totalitarismo de sus regímenes políticos como en la “Primavera Árabe”, luego sirvió para el humor político y algunas denuncias; más tarde aparecieron las fakenews y ahora nadie sabe si lo que le llega desde las redes sociales es cierto o falso. Desde un lado de la grieta dirán… es cierto. Desde el otro lado dirán… es fakenews. Pocos se toman el trabajo de verificarlo. Demasiado trabajo para una sociedad Fast Freedom.
La política, especialmente el oficialismo, prefiere la gente enojada en las redes que enojada en la calle. Es como un mantra… que hagan catarsis en las redes… que hagan catarsis en las redes… que hagan catarsis en las redes… pero que no salgan a la calle.
En paralelo, los creadores del humor político de las redes, se congratulan, siempre ocultos, con imágenes o videítos parafraseando la escena de Hitler en el Bunker de la película “La Caída” con distintos contenidos o con escenas de la “Guerra de las Galaxias” en similar o idéntico sentido.
Nos reímos, lo reenviamos y listo…, ya hicimos nuestros aportes libertarios para esta pseudo revolución, ocultos en el anonimato, cobardes y disueltos por la masividad del “reenviado”. Tranquilizamos nuestra conciencia frente al abuso en una suerte de… “no sabés lo que le respondí en twitter”, “lo mande a la…” ¿con nombre y apellido? Si… “Escorpión 57”. La gran mayoría, valientes ocultos en el anonimato.
Y así, paso a paso, nos adormecemos mientras perdemos objetivamente derechos. Nos encierran. Ellos cometen errores y los culpables y encerrados somos nosotros. Nos desquitamos en la redes…, no les importa. Nos dicen que hay que capacitarse para el mundo del futuro… y las escuelas cierran. Dos millones de argentinos ya no tienen tarjetas de crédito pero nos dicen que los hijos hagan educación virtual por internet… un internet que muchas familias ya no pueden pagar. Las clases se interrumpen, los zoom se saturan, las palabras se pierden en el éter, la gente queda congelada y la palabra… muteada.
Reaccionar es imperativo y la única reacción republicana que tenemos es en las próximas elecciones. Nos dirán… “se hizo un esfuerzo enorme en un contexto de pandemia”. Mienten, fracasaron en todos los ámbitos. No voy a ser el Presidente de los 10 mil muertos. Ya van 60 mil y vamos a llegar a los 100 mil de acá a fin de año. “Prefiero preservar la vida de los argentinos antes que la economía”. 20 millones de pobres, las vidas no se preservaron y la vacunación VIP o de amantes encubiertas, fue la consecuencia obvia de la mentira. ¿Castigo? Ninguno. Alguna renuncia y marche una segunda vacuna para los vivos y vivas que; como dijo el Presidente… se colaron en la fila. Claro, mejor no hablar de los errores propios. Nos tomó por idiotas… “no sé cómo me contagié si me cuidaba mucho” dijo el Presidente. Todos lo vimos, saludaba sin barbijo, se reunía asado de por medio con otros dirigentes, etc., etc., etc.
Quizás buscamos siempre un hombre fuerte porque en realidad somos un pueblo débil. Quizás si fuéramos un pueblo fuerte no necesitaríamos un hombre fuerte sino ideas en las que creer y sobre las que poder construir. Y es mucho lo que falta. Estamos a 2 años de cumplir 40 años de democracia y hemos fallado, sin excusas, hemos fallado. Hemos destruido aquel legado de Alfonsín que decía “con la democracia se come se cura y se educa”.