La movilización ciudadana del sábado simbolizó contundentemente el enojo social al gobierno nacional. Pero colgar bolsas mortuorias en la Casa Rosada fue un grave error porque ensalza un elemento legitimador del oficialismo: la victimización.
Por Nicolás Cereijo*
Este es un gobierno que cuando era oposición denigraba a los líderes del gobierno de Cambiemos, actitud que claramente se reprochó. Pero entonces ¿tiene que ser el mismo antídoto frente a un gobierno con sesgo autoritario? ¡NO!
Es cierto que estamos frente a un poder ejecutivo soberbio y prepotente, con un sector sindical servil y cobarde que tiene fuerza para pegarles a los jubilados pero hace la vista gorda cuando se trata de inflación y salarios magros. Es verdad que es un gobierno que no escucha y maltrata a la oposición. La última prueba es la no incorporación de los partidos políticos opositores al Consejo Económico y Social. Pero aun así, la respuesta siempre tiene que ser con grandeza.
Vale decir que en toda movilización siempre hay extremos que tergiversan el sentido general de la marcha, que por cierto fue una muestra clara, pacífica y contundente de un pueblo que no se deja avasallar por un gobierno inepto. Pero insisto con las formas, y más aún cuando se reclama en nombre de la República.
Quizá este sea el problema de las movilizaciones “autoconvocadas”. Los partidos políticos y las coaliciones son la base de la representación política y está muy bien que se lleven sus banderas. Creer que la pureza está asociada con lo apartidario es un grave error. Por eso es sano recuperar la vitalidad de la militancia política, esa que se piensa al servicio de la gente. Y así es como democracia se va fortaleciendo, con la participación en un marco de tolerancia.
No fomentemos el odio que nos irradian, seamos sabios y siempre, por sobre todas las cosas, la paz, la libertad y el reclamo con respeto. Que el fanatismo no ciegue la gran batalla cultural que se viene dando.
*El autor es Licenciado en Ciencia Política (UBA). Director de Voces Políticas. Docente en UBA y en UTDT. Dirigente político de la UCR de Avellanada.