La Ministra de Salud de San Luis lo afirmó, “Personal de Salud y funcionarios estratégicos del gobernador”. Pero no son los únicos. El Presidente, la Vicepresidenta, Gobernadores, Intendentes, Concejales y hasta un Coordinador de la Oficina de Empleo. La mayoría de ellos… DAN ASCO. Encubren su miedo en una presunta ejemplaridad. Son como el Capitán del Costa Concordia que se escapó del crucero que se hundía. Siquiera este último no declaró en el juicio que lo hizo para probar la seguridad de los botes antes de usarlos para sus pasajeros.
Por Rodolfo Florido
Sé que suena fuerte, pero no hay otra forma justa de señalarlo. Todos los días…, si, todos los días mueren entre 100 y casi 300 personas. Ciudadanos comunes. Esos que pagan impuestos y con esos impuestos pagan los salarios y el trabajo de esos funcionarios que eligieron darse la vacuna mientras los que pagan impuestos esperan su turno de vacunarse o de morirse.
Y quizás lo peor es el relato. Dicen que lo hacen para dar el ejemplo. Lo del Presidente puede comprenderse. Es la máxima figura ejecutiva del país y puede explicarse. Todos los demás, son una vergüenza. No hay ética ni moral. Alguno intenta explicar que es un paciente de riesgo, que tiene alguna comorbilidad. Que es gordo, que tiene diabetes, que tuvo cáncer, que es hipertenso, que tiene artritis, etc. O sea, que tiene la mayoría de las patologías de cualquier persona de la tercera edad. Pero mientras el ciudadano común de la tercera edad debe esperar y morir, ellos se vacunan y quieren que, encima, se lo agradezcas.
Y quizás, lo peor de todo, es que lo vivimos como si fuese común. Nos acostumbramos a todo. Sabemos que está mal, que es un horror, pero estamos anestesiados. Política y socialmente anestesiados. La situación es tan absurda que hubo políticos que hasta se enojaron con Rodríguez Larreta y con su Ministro de Salud, Quiroz, porque ellos decidieron no vacunarse y afirmaron que esperarían a que sea su turno por edad y riesgo. En otras palabras, se enojaron porque los dejaron en evidencia, no porque hayan hecho lo que corresponde.
Los gobernadores que se vacunaron fueron los oficialistas Axel Kicillof, Alberto Rodríguez Saa (San Luis) Oscar Herrera Ahuad (Misiones), Raúl Jalil (Catamarca), Sergio Ziliotto (La Pampa), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Jorge Capitanich (Chaco) y Juan Schiaretti lo hizo en Córdoba (dijo que fue por recomendación del Comité de Científicos de la provincia), además de Arabela Carreras (Río Negro) y Omar Gutiérrez (Neuquén), de partidos Provinciales.
De los gobernadores de Juntos por el Cambio sólo se vacunó el correntino Gustavo Valdés. También lo hicieron varios intendentes de JxC.
La Matanza, el distrito más populoso de la Provincia de Buenos Aires con miles de muertos tiene a su Intendente, Fernando Espinoza vacunado. Y la anterior Intendenta y ahora vicegobernadora, Verónica Magario, TAMBIEN.
El caso más absurdo, de los conocidos, esel coordinador de la oficina de empleo de Berisso, Javier Ibarra no es médico y se vacunó. Muchos Concejales de ese distrito pidieron su renuncia. No renunció. Quizás porque no hizo otra cosa que seguir “el ejemplo” de sus superiores provinciales.
Otro caso emblemático es la Ministra de Salud de San Luis, Silvia Sosa Araujo. No es Médica. Es una funcionaria poli funcional. Tiene 47 años. Ocupo más de 10 diversos cargos públicos desde hace más de 25 años. O sea, un todo terreno sin mayores estudios cuya principal virtud debe ser la lealtad a los hermanos Rodríguez Saa desde su 20 añitos. ELLA, ESTÁ VACUNADA.
Otro caso es del intendente de Miramar, Sebastián Ianantuony. No es médico, ni enfermero. Es licenciado en Administración y Marketing. Pertenece al Frente de Todos. TIENE 38 AÑOS. Le preguntaron: ¿es usted de riesgo? Dijo no. ¿Porqué se vacunó? contestó que para «dar un mensaje» a la población de Miramar.
El intendente de Villa Gesell, Gustavo Barrera, anunció por Twitter, que el ministro Gollán lo había vacunado. Hay una especie de endogamia de políticos que se vacunan entre ellos y mientras tanto abundan los casos de médicos, terapistas y enfermeros que no recibieron ninguna vacuna. Y ESTO ES LO QUE SABEMOS. O EN ESTE CONTEXTO LE LLAMARÍA A USTED LA ATENCIÓN ENTERARSE QUE HUBO VACUNACIONES OCULTAS. O… ¿DE DONDE SALÍA LA VACUNA QUE LE OFRECIERON POR DEBAJO DE LA MESA A BEATRIZ SARLO?
PERO NO SOLO ES LA POLÍTICA. LA “JUSTICIA” TAMBIÉN QUIERE SU VACUNA.
Un grupo de jueces federales y fiscales, integrantes de la agrupación K Justicia Legítima, solicitó a la Asociación de Magistrados y Empleados de la Justicia Nacional un pedido que despertó enojo en varios de sus colegas. Mediante una carta dirigida al presidente de esa entidad, Marcelo Gallo Tagle, reclaman que vía la Corte Suprema de la Nación se “requiera de manera urgente al Poder Ejecutivo Nacional, la planificación para cumplimentar la vacunación de Magistrados, funcionarios y empleados del Poder Judicial”. NO RECIBIERON RESPUESTA.
Martín Wainstein, Director de la Especialización en Psicología Clínica de la UBA le dijo a Clarín: “El resto de las cosas no están funcionando. Los problemas logísticos para que las vacunas nos lleguen son más ‘efectivos’ como mensaje en la comunidad que un político vacunado de 30 años mostrando que no le pasó nada después del pinchazo».
EN TODOS LADOS SE CUECEN HABAS. El radical Miguel Fernández, de Trenque Lauquen, se vacunó HACE UNA SEMANA. Usó la misma argumentación que los funcionarios del Frente de Todos: “creo que la vacunación es necesaria y es importante transmitirle a toda la población que es una vacuna muy segura”. O sea…, tenemos que agradecerle por haberse sometido a la certeza de no morir como un ciudadano común esperando su turno.
Sé que todo esto suena muy duro. Pero el ejemplo, como en una familia, se da de arriba hacia abajo. No conozco ningún padre o madre que coma primero que sus hijos aduciendo que necesitan energía para trabajar.
Voces Políticas 