En la Argentina bipolar, la hipocresía y el miedo es pensar que al no hablar de la destrucción brutal y salvaje del salario, esto no sucede. No habrá ajuste económico dice el Jefe de Gabinete Cafiero. Paritarias a la baja, claúsulas gatillo incumplidas, desocupación galopante (se perdieron 3 millones 700 mil puestos de trabajo), quita de ATP y anuncian una maquillado rebote económico para el 2021, cuando la capacidad adquisitiva de las clases medias, medias bajas y bajas se ha derrumbado a niveles históricamente nunca vistos.
Por el Lic. Rodolfo Florido
Los negocios que sobreviven a la pandemia ven su recaudación disminuida salvajemente y hay algunos necios que creen que el boom de las bicicletas es porque la gente quiere ser más sana y atlética, cuando la realidad es que pasamos del auto a las motos y de las motos a la bicicleta. Esto no es Ámsterdam, es Haití. No hay dinero y el poco que hay es para comprar comida… y; los que pueden, pagan los servicios. Unos bonos de fin de año no solucionarán nada.

Todos sabemos que si este país no estalló es porque el peronismo está en el Poder. Una misma situación con otra expresión política ya habría estallado. Y esto no es por una particular sensibilidad política sino porque cuando es el peronismo el que está en la oposición es desde ahí desde donde se motorizan los desbordes que colapsan el poder que exista para luego conformar su regreso. Lo paradójico de esto es que en la acción de evitar el desborde está el reconocimiento de la génesis del mismo y que los sectores más desposeídos terminan siendo el brazo armado que atenta contra la República en la falacia de hacerles creer que son ellos la razón de sus preocupaciones.
Mientras tanto, las clases medias, en todos sus matices, reacios siempre a desbordes emocionales y/o violentos, ven como su pertenencia socioeconómica y cultural se degrada en una suerte de perdidas por goteo, sobreviviendo educadamente a los insultos y provocaciones que buscan anestesiarla porque presumen que su capacidad de reacción es inexistente y que sus presuntos conductores temen el desborde, sean ellos u otros quienes lo provoquen
En paralelo, la Vicepresidenta Cristina Fernández, hace un pseudo llamamiento a una suerte de acuerdo social, económico y político con la oposición, mientras por otro lado, denosta fuertemente a la oposición, sataniza a las clases medias, enfrenta sectores sociales y confunde a empresarios emprendedores.
O sea, una suerte de…, hagamos un acuerdo con todos para que refrenden lo que yo necesito. Cristina encendió la mecha de la dinamita y luego sale a vender el pomo con agua para que jueguen a apagar la mecha.
Extraño acuerdo aquel que expresa que ser patriota es hacer lo que yo quiero solo que bajo un formato de acuerdo con reminiscencia de rendición incondicional.
En el medio de esta jugada de la Vicepresidente, el Presidente queda desdibujado, con su gabinete cuestionado por la propia Cristina y con la sensación de que aquella frase de un periodista cuando dijo que la lapicera la tiene Alberto pero la tinta la tiene Cristina, toma forma de ser cierta.
Así, ella actúa como una insoportable levedad del ser de posar de opositora sin responsabilidades ejecutivas y en paralelo marca desde adentro las heridas que ella produce sin piedad alguna.
El esfuerzo de muchos periodistas por reinterpretar el mensaje escrito de Cristina en la misma dirección que Alberto, forzando las palabras en dirección a un apoyo de Cristina a Alberto, es sobrehumano y casi sobrecogedor.
No hacen faltas títulos universitarios para darse cuenta con meridiana claridad que el problema interno en las filas del Frente de Todos es brutal. Todos hacen equilibrio porque perciben, sienten o saben que el Poder interno está desafiado y que no es la oposición quien lo desafía sino su propia quinta columna.
En ese sentido es que no son pocos los que alimentan la absoluta falacia de que Cristina es la política con más inteligencia táctica del país. Esto, definitivamente no es así. Sus errores fueron inmensos y su capital político es cuasi un remanente de la construcción de su fallecido esposo.
Entronizó a Daniel Scioli y lo secundo con un Zannini que todos leyeron como un Comisario Político. Impuso a Aníbal Fernández, uno de los dirigentes más procaces y rechazados por el universo social, elevó a cargos Ministeriales a dirigentes políticos de la Cámpora sin ninguna experiencia de gestión e hizo de la arbitrariedad y la inescrupulosidad un presunto valor estratégico cuyo único fin fue lograr sus absoluciones personales.
Cristina no es brillante, es solo el epifenómeno secundario de los muchos errores de Macri, el divisionismo de Espert y Gómez Centurión, de la ambición seducida de Alberto y de una porción de la clase media que optó por la ilusión sin medir los efectos de sus decisiones. Solo el temor reverencial de sectores del peronismo feudal, acostumbrados a liderazgos fuertes, sostienen la ilusión de la construcción de un poder con objetivos grupales donde solo hay necesidades personales.
Es en ese sentido que debe interpretarse el apoyo de Elisa Carrió para la designación de un nuevo Procurador. Carrió siente o percibe que Casal está terminado y que si no aprueban la designación de Rafecas, será luego un ultra cristinista quien sea designado. Dando así lugar a un sistemático proceso de destrucción de cualquier esbozo de una Justicia Independiente. Destrucción esta indispensable para intentar construir una pseudo Democracia tutelada, una República vigilada y un Federalismo que tiene más de unitarismos feudales y hereditarios que del espíritu inicial de la Constitución.
Karl Marx decía… El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra. ¿Será esto lo que busca Cristina? Porque es muy difícil pensar que aquel Partido Político que había inicialmente nacido para la movilidad social ascendente, sea ahora el vehículo de la pauperización de las clases medias o sea la movilidad social descendente.