¿Por qué se quieren ir de la Argentina?

La falta de expectativas, de planes, de certidumbre, no solo carcome a la economía. También hace trizas las ilusiones de los que no ven crecer felices a sus hijos, de los jóvenes que ven frustrado su futuro, de los que tienen a sus familias fragmentadas porque alguno de sus miembros se fue hace poco o ya está por irse.

Por Luis Pico

Como suele suceder en tiempos de crisis, mientras unos lloran, otros venden pañuelos. Irse de la Argentina, para algunos, comienza a ser una opción que está ahí, quizá silente pero presente. Lo curioso es que mientras algunos lloran, no es el gobierno el que sale a ofrecer soluciones, planes, propuestas. En lugar de ello a quienes ven una salida en Ezeiza los cuestiona, los critica, los mira con desdén. Y los pañuelos, en cambio, los venden otros, el más visible Uruguay, que abre los brazos y se ofrece para recibir a todas las personas de buena voluntad que quieran habitar en su suelo mientras invierten, apuestan, hacen negocios, o en caso de tener menos dinero, ponen la voluntad para salir adelante con oportunidades que ven reducidas en su patria.

Cada vez más argentinos con el deseo de emigrar - Canal Siete Bahía Blanca

Cuando alguien se quiere ir de su país, salvo los excepcionales casos de quien ha recibido una muy buena oferta de trabajo, abre ante sí una caja de truenos que atormenta. El miedo, la incertidumbre, el no saber qué pasará o se encontrará en otro lugar ―más aún si se trata de alguno que no se ha visitado nunca― combaten con las esperanzas de jugársela por conseguir algo mejor o que no se tiene en suelo propio. Ese “algo” puede abarcar desde un mejor salario, tener que pagar menos impuestos, vivir sin el temor de que alguien entre a tu casa a robarte o matarte, hasta tomarte un respiro de la grieta o del capítulo número x por la inflación y sus desastres de siempre.

Cualquiera sea el motivo o el anhelo, deja al descubierto que parte de la población siente frustración, molestia, desesperanza. Y lo más contradictorio es que precisamente esa gente, que suele ser la que apuesta por el trabajo, por el estudio, los emprendimientos, por generar riqueza genuina, es la más atacada cuando deberían, por el contrario, ser tomados en cuenta y escuchados para sacar adelante a una Argentina que arrastra problemas que solo apuntan a agudizarse ante la ausencia de planes, de expectativas, justo eso que necesitarían para no tener que pensar en buscar en otro sitio lo que quisieran tener aquí.

Mire que bastantes docentes, médicos, científicos, ingenieros, investigadores, artistas ―en fin, laburantes― se necesitan en momentos difíciles. Mejor tenerlos acá a tener que verlos triunfar lejos porque (ahora) en su momento se los despreció.

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