Tener un canario en una jaula con alpiste y agua y que este cante no supone que sea libre, mucho menos feliz. Solo se acostumbra.
Por Rodolfo Florido
Sé que puede sonar a un reduccionismo pero en lo absoluto lo es. Un dirigente peronista dijo hace unas semanas… el peronismo no se lo puede comprender sino se comprende que nació para aumentar derechos. Y aquí tenemos la primer falacia, la cual, presume que los seres humanos son solo sujetos de derechos, estancos, quietos, petrificados a la espera de que reciban lo que presumen son derechos perdidos, como si lo perdido siempre supusiera un depredador que los toma.

El problema de esta falacia es que es profundamente cruel y genera expectativas que siempre deben ser satisfechas desde el Poder y que el componente del esfuerzo individual está afectado irremediablemente por un explotador que lo desea desocupado, maniatado, pauperizado. Esta demonización del capital y/o del emprendedor, no solo presupone un explotador y un explotado sino que genera una cultura de justificación del fracaso en la proyección de un culpable de ese fracaso sin considerar el propio esfuerzo para despegarse de esa lógica perversa.
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Tanto la psicología como la sociología saben y explican que el ser humano tiene una tendencia a colocar la culpa en el otro. Para decirlo muy claramente y no ingresar en tecnicismos…; me chocaron, me bocharon, me echaron, me engañaron, me tentaron, etc., etc., etc. Sobra con revisar lo cotidiano para sorprenderse si encontramos a alguien que diga…; lo choque, no estudie, me hice echar, lo engañé, busque lo prohibido, etc., etc., etc.
Y no es que no existan estas relaciones de explotador / explotado, claro que existen, siempre existieron y es para eso que las democracias modernas se sostienen sobre los tres poderes del Estado, más los Sindicatos, los llamados sectores sociales organizados y las Ongs.
O sea, cuando un partido político o movimiento se arroga para sí, ser ampliador de derechos y no compensa culturalmente el sentido de las obligaciones personales, crea fracciones de una sociedad descompensada, que reclama lo que no posee como si esa no posesión presumiese que otro ser humano o sector se hubiese apropiado de lo que le era un derecho pre asignado.

Un ejemplo básico y de los más comunes es el Derecho Constitucional a una vivienda digna (artículo 14 bis). No son pocas las ocupaciones ilegales de tierras que repiten una y otra vez que lo hacen porque la Constitución les da el “Derecho” a la vivienda y/o a la tierra. Y aquí, como en tantos otros reclamos, es donde reside la confusión que desde el Gobierno y no pocos punteros políticos se alienta.
Tener el “Derecho” a una vivienda supone en realidad más una afirmación de lo que no está prohibido que de aquello que está garantizado. Puesto en términos más simples; tener el Derecho a una vivienda no supone que tome la de otro o que el Estado me la de gratuitamente. Si fuese así, el factor esfuerzo que un ciudadano realizó durante años, quizás décadas, para acceder a su casa, puede ser conculcado por el presunto “Derecho” de otro ciudadano a tomar lo que no es suyo, sea esto de un particular, sea esto del Estado mismo. Si esto no se comprende acabadamente y el Poder del Estado y de las leyes vigentes (aunque no se cumplan) lo permite o lo discute, terminamos creando hechos fácticos que presumiblemente construyen Derechos donde en realidad hay violación de los mismos.
El problema de estas construcciones políticas basadas en falacias y sostenidas en discursos que presumen “sensibilidad social” y por ende ausencia de “sensibilidad social” por parte de quien o quienes lo denuncian, es que; alientan o construyen un Estado dador de dinero y/o de Derechos en donde la responsabilidad individual no existe y si existe es exculpada.
Solo tomaré tres ejemplos muy recientes (no más de 15 días) que muestran la arbitrariedad de algunas medidas que se suponen son para ampliar Derechos, siendo que en realidad, nadie los reclamó y por ende se puede presumir que este dispendio de dinero tiene por objetivo crear adicción social al dinero público, identificando el dinero público como una suerte de dádiva político partidaria.
- La entrega de un subsidio de 15 mil pesos a aquellas familias (padres, esposos, esposas, convivientes u hijos) que hayan perdido un familiar por Covid 19 y que se encuentren desocupadas o trabajen en la economía informal, supone una segmentación sumamente arbitraria, no solo por lo difícil que es establecer el marco legal respecto al resto de los ciudadanos, sino también porque, para recibir ese subsidio, aún siendo arbitrario, se debe morir solo de Covid 19. Ninguna otra patología presume el derecho al dinero que el Gobierno entregará. (https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/233268/20200808)
- Se está hablando de completar la Ley a favor del Aborto con otra Ley o un punto de la misma que establezca que aquella mujer que siendo pobre no quiera abortar, recibirá una suma de dinero para sí misma y el bebé por nacer durante 1000 días. Otra vez, al igual que en el caso anterior, presume que una decisión, en este caso, continuar con la vida del bebé, debe ser recompensada en función del estado económico de la solicitante. Es más que obvio que tanto el tomar la vida del bebé por nacer (aborto) como la decisión de continuarla (compensación económica) busca una segmentación socio económica que poco o nada tiene que ver con el concepto de que aquello que presumiblemente sea justo, deba ser para todos (principio de igualdad ante la ley) y no solo para quienes se presuma desde la política partidaria que son merecedores de estas dispensas segmentadas según sea la decisión de abortar, lo que sería de aplicación universal, en tanto que no hacerlo supondría un dinero según el segmento social de pertenencia. https://www.pagina12.com.ar/250397-plan-de-los-1000-dias-alberto-fernandez-anuncio-la-iniciativ
- La entrega de 8500 para adictos en recuperación (última fase) que se encuentren en dependencias públicas dependientes del SEDRONAR, presume que el adicto depende de un ingreso que le entregue el Estado para reconfigurar su vida productiva y no de la recuperación por una situación en la que se colocó por decisión personal, sin dejar de considerar los otros aspectos, muy tristes por cierto, que rodean al adicto en su proceso de obtener dinero (mucho por cierto) para acceder a las drogas que lo hicieron adicto físico y no consumidor social. En resumen, los estudios y capacitación que se supone provee el SEDRONAR es una excelente política que alienta la responsabilidad personal del adicto para estudiar y esforzarse, en cambio, la contraprestación económica supone un grado de dependencia del prestador del dinero e incluso el riesgo potencial de ser usado para adquirir drogas nuevamente. Pensar seriamente que va a haber un seguimiento de los casos cuando ni siquiera funciona el Patronato para los presos comunes, es un absurdo. https://www.pagina12.com.ar/283376-habra-un-respaldo-de-8500-pesos-para-jovenes-en-recuperacion
Lo que pretendo demostrar, solo usando 3 ejemplos de muchísimos más que hoy existen, es que; cuando la presunta solidaridad socio económica que desarrolla el Estado, que lamentablemente en nuestro país se confunde con la herramienta político partidaria del Gobierno, esto termina suponiendo una suerte de santificación de las condiciones de marginalidad, no solo no superando las condiciones de la misma sino que cristalizándolas en un nivel de dependencia que deviene en control político partidario. Asi, más que en imaginar políticas activas para que la salida de la marginalidad sea una realidad, se desarrollan políticas de control social por la vía de las dispensas económicas.
O, como dijo “Victor Hugo”… La aceptación de la opresión por parte del oprimido acaba por ser complicidad; la cobardía es un consentimiento; existe solidaridad y participación vergonzosa entre el gobierno que hace el mal y el pueblo que lo deja hacer.