Este año se cumplen doscientos años de la muerte de Manuel Belgrano. Su vida estuvo inmiscuida en el heroísmo de luchar por una patria con justicia e igualdad social. Su dignidad nos valió ser parte de una nación que sin su ayuda estaría bajo el yugo del colonialismo.
Mucho se ha escrito sobre este abogado, inspirado en la Ilustración, que se animó a formar parte de manuales militares sin tener una formación académica castrense. El Éxodo Jujeño se encuentra a la cabeza de la estrategia militar.
Pero en este artículo quiero recomendar a nuestros lectores el libro «El Enigma Belgrano: un héroe para nuestro tiempo» de Tulio Halperin Donghi (Editorial Siglo Veintiuno). Allí el autor retoma al Belgrano menos visto: al comerciante que paso a paso toma conciencia de la causa revolucionaria, al traductor de obras ilustres. Y, fundamentalmente, pone en justo lugar en la historia al personaje que por primera vez habló de educación pública en nuestro suelo.
Su visión llegó a un extremo de grandeza cuando decide con el premio recibido por triunfar en la Batalla de Salta, destinarlo a la construcción de cuatro escuelas. Dice Belgrano: «Los expresados cuarenta mil pesos para la dotación de cuatro escuelas públicas de primeras letras en que se enseñe a leer y escribir, la aritmética, la doctrina cristiana y los primeros rudimentos del hombre sociedad hacia esta y el Gobierno que la rige, en cuatro ciudades, a saber, Tarija, esta [Jujuy], Tucumán y Santiago del Estero (que carecen de un establecimiento tan escencial e interesante a la Religión y al Estado, y aún de arbitrios para realizarlo).» (pag. 94).
Por último, es mérito de la obra de Halperín poner en escena varias facetas de un personaje discutido por cierta historiografía – Mitre y Paz por ejemplo – cuyo relieve tiene dimensiones impresionantes y un legado para leer y releerlo.
Obra: «El Enigma Belgrano: un héroe para nuestro tiempo» de Tulio Halperin Donghi; Editorial Siglo Veintiuno; 138 páginas.